Desarrolló uno de los mayores tamaños alcanzados por los
mamíferos terrestres. Desarrolló ese tamaño para evitar depredadores, además
también tenía placas óseas para hacerlo aún más invencible, hasta para los
dientes de sable, aunque no era el único. Además tenía la ventaja de que al ser
tan grande podía comer todas las plantas que encontrara.
El perezoso gigante caminaba de una manera muy extraña, con
las patas delanteras andaba normal, pero con las traseras caminaba de lado, es
decir, con el pie girado, eso no tiene ventajas, aunque podría ser para
ayudarlo a ponerse a dos patas para comer de los árboles y también para
ahuyentar a los depredadores. Era muy lento. Cuando un carnívoro se acercaba el
perezoso gigante se erguía sobre sus cuartos traseros, esto solía funcionar con
depredadores pequeños, pero si seguía insistiendo, el perezoso gigante podía
atacar con sus garras, que fácilmente podían causar heridas mortales. Era
principalmente herbívoro, como los elefantes, eso se ha comprobado por su
parentesco con los perezosos actuales, todos herbívoros, y además por la forma
de los dientes, aunque algunos de estos dientes no tienen la forma de los de un
herbívoro, tenían la forma de los de un carnívoro, esto sugiere una dieta
omnívora con preferencia por las plantas, pero para complementar su dieta
necesitaba carne, y no podía cazarla, así que robaba las presas a otros
animales, que contra él no podían hacer nada. Este animal tenía un buen sentido
del olfato y del oído, vitales para defenderse de otros depredadores, pero como
los perezosos actuales tenía muy mala vista. El perezoso gigante era un animal
muy longevo, capaz de vivir hasta 70 años, aunque en general estos no vivían
más de 50 años, como demuestran los fósiles.